lunes, 25 de febrero de 2013

Iquitos

Foto: turismo-peru
¿Qué decir de Iquitos? Hay que prestarle atención a una ciudad que en un mismo hostel reúne escritores, periodistas, adictos al yoga y gringos con plata en busca de drogas pesadas. El atractivo de esta urbe selvática es distinto
Em para cada persona que la visita.
"La selva", ese espacio misterioso y exótico que buscamos al otro lado del río. Desde el malecón se ve un horizonte verde en la orilla de enfrente: ahí estáa lo oculto, lo peligroso. Los sonrientes osos perezosos, las víboras, los monos, las comunidades originarias que cobran por sacarles una foto. Nuestra conclusión esque muchos secretos son difíciles de develar si no se tiene la plata suficiente. En el caso contrario, Iquitos ofrece uba amplia gama de agencias que acusan mostrarle al viajero un pedazo de selva.
La ayahuasca parece atraer mucho gringo. Uno levanta una piedra y aparece un chamán con una botella rebalsante de esta bebida espiritual. Unos chicos argentinos querían tomar y el dueño de nuestro hostal les consiguió en menos de dos horas un chamán a domicilio para que les hiciera el ritual. ¡Delivery de alucinógenos! Además siempre nos quedará la duda de qué es un chamán. Las agenciaa de turismo ofrecen por un precio aparte tomas de ayahuasca y la oficina estatal entrega un listado de chamanes asociados. Así que es fácil conseguir. Ahora si es buena o no es otro tema.
Hay algo intrigante en que Iquitos sea la ciudad más grande del mundo sin acceso terrestre. Medio millón de personas a orillas del Amazonas. Hay mucho comercio, mosquitos, pobreza y sobre todo muchas motos. Es la ciudad con más motos por persona. Los autos son tan pocos que llaman la atención y abundan los mototaxis. Un paseo en uno de esos por una calle embarrada da más adrenalina que una montaña rusa.
En el barrio de Belén hay un mercado enorme, mugriento y genial. Los perros se pelean con los buitres por los resto de carne. Hay pollo, venado, cerdo, pescado crudo y cocido y hasta brochettes de larvas. Las frutas y verduras más baratas de la zona las encontramos acá. Mangos dulces, el ají peruano picante rocoto, platános verdes y maduros y muchas delicias amazónicas. Un rincón especial es el pasillo medicinal: se vende desde ayahuasca y san pedro hasta aloe vera y remedios para la virilidad.
Despedimos a Iquitos por la noche desde nuestras hamacas paraguayas compradas en Belén. Nos faltó selva pero nos sobró mística.

No hay comentarios:

Publicar un comentario