El
27 de diciembre me voy a subir a un micro en Retiro y (supuestamente) 19 horas
y media más tarde voy a estar en Santiago de Chile. Me va a recibir Javi al
mediodía del 28 y en los primeros días de enero pensamos partir para el norte.
Todavía no sabemos cómo ni por cuánto tiempo.
Estoy
en época de finales así que nada mejor que evadir el estudio preparando el
viaje.
Hace
varios meses que planeamos la logística de nuestra travesía (en vez de la ruta)
y todo empezó por la mochila.
El
año pasado estuve en Europa por cinco meses y me llevé una mochila enorme. Era
un bajón porque era enorme pero estuvo re bueno porque era enorme. Me la prestó
mi primo Alex, es marca Eureka y no sé de cuántos litros es. Googleé la marca
pero no aparece mucho. En resumen: me la llevo de nuevo. En mi viaje anterior
me la pasé de shopping y era invierno, osea que en mi equipaje había mucha
lana, abrigo, buzos. La mochila está buena porque si uno le pone pocas cosas se
hace chiquita. Esta vez me voy en verano y además pienso ser más juiciosa a la
hora de empacar, así que espero que la Eureka se adapte a mis necesidades.
Javi,
por el otro lado, es hombre y no le interesa estar lindo mientras camina por el
desierto. Entonces desde ya la cantidad de cosas que lleva es mucho menor. Así
que se lleva su mochila Doite que es del mismo tamaño de la que llevaba yo al
jardín de infantes, pero a él le entra todo. ¿Cómo? No sé, creo que es porque
yo llevo cremas humectantes, perfumes importados y veinte pares de aritos. No
vaya a ser que tenga olor a recital en los campings bolivianos.
Otro
tema que estuvo en juicio a la hora de organizar el viaje fue nuestro
hospedaje. ¿Llevamos carpa? ¿Vamos a hostel? ¿Nos volvemos vampiros y no
dormimos con tal de no pagar? A falta de carpas Oky, la hermana de Javi, nos
donó gentilmente la suya. Es una Doite lindísima y re fácil de armar. Ya la
llevamos al Valle del Elqui y anduvimos bárbaro. No es pesada y Javi no tiene
ningún problema en llevarla en todo el camino para que yo no me lastime las
manos.
Oky
además nos socializó su set de cocina Doite para dos personas. Es divino,
parece una valijita Juliana mochilera. Además tenemos un cuchillo tremendo con
el que Javi se cortó dos veces en veinte minutos abriendo un paquete de queso y
unas vinchas con luces de led que nos ponemos en la cabeza y parecemos re goma.
La
bolsa de dormir también fue un tema (para mí). Los chilenos son re fanas de
Doite y Javi no es la excepción: tiene un saco de dormir de la marca. Está
bárbaro porque es re chiquito y abriga bastante. Me quise comprar uno parecido
pero decidí quedarme con mi enorme bolsa Esquel que aguanta hasta menos cinco
grados y tiene un interior cuadriculado divino. Estuve buscando distribuidores
Esquel en internet y no encontré. ¿Quebró?
Así
estamos por el momento. Se agradecen las sugerencias y críticas.
no recuerdo que te preste mi mochila para este viaje....
ResponderEliminarclaramente la uste mas vos que yo.
cuidala!
que bolodos que sos los editores de todas las revistas del mundo que se pierden de tu arte literario. en serio , me encanta como esrcibis
besooo
Me haces reir mucho! jaja
ResponderEliminarsigo a la espera de más anécdotas =)
Éxitossss!!!!